La jornada electoral del #22M ha pasado. Hoy lunes escuchamos y leemos en todos los medios de comunicación los resultados obtenidos y las primeras reacciones de políticos, periodistas, tertulianos, etc, que invitan al análisis de lo acontecido estos días pasados y de lo que podría suceder a partir de ahora.
Desde mi punto de vista, el movimiento #nolesvotes, en su sentido literal, aunque no fuera dirigido a ningún partido en concreto, (más bien al contrario denunciaba el bipartidismo imperante en nuestro mapa electoral), ha tenido consecuencias más negativas para unos que para otros. Es obvio que el electorado ha castigado al partido del gobierno no votándole, o al menos votándole bastante menos de lo que sus dirigentes esperaban; y al parecer el castigo ha sido duro. Llego a esta conclusión después de oir al Presidente del Gobierno reconocer abierta y explícitamente que ha perdido las elecciones. Lo ha dicho asi, con todas las palabras, sin rodeos, sin paliativos. Esto me ha resultado tremendamente insólito, porque hasta ahora, nunca había escuchado unas declaraciones semejantes de ningun político en anteriores comicios electorales, en los que siempre ganaban todos, tanto los que realmente ganaban, como los que perdían, como los que se quedaban igual.
Las concentraciones llevadas a cabo estos días pasados, forjadas al calor de internet y las redes sociales, han servido como mínimo para sentar un claro precedente: La soberanía del pueblo es una realidad palpable. El pueblo se cansa y cuando el pueblo se cansa, patalea. De momento ha sido un pataleo cívico, representado mayoritamente por jovenes sin empleo, con empleos precarios, o mal pagados, jovenes hartos de reformas antisociales, de que los gobiernos se rindan ante los bancos y les den la espalda a ellos; jovenes que anhelan mayores expectativas y un futuro digno. En definitiva, ciudadanos disconformes con el actual sistema político y económico, demandantes de una democracia real. Los políticos deben tomar nota y cambiar radicalmente de actitud. No pueden seguir siendo esa casta privilegida, hinchada de prerrogativas, mientras el país tiene cinco millones de parados, mientras no haya trabajo para todos, mientras no haya futuro. No pueden seguir sucediéndose los casos de corrupción como si nada pasara. El pueblo no es “una mercancía en manos de políticos y banqueros” como reza el manifiesto de una de las plataformas. El pueblo demanda una democracia verdadera, una #democraciareal.
Las concentraciones de los días pasados, que al parecer van a continuar toda esta semana, han sido de momento una bola de nieve. Esperemos que nuestros políticos hayan tomado buena nota del mensaje y no se conviertan en un gran alud.
Esperemos que el movimiento no derive en institucionalizarse en lo mismo contra lo que ahora protestan, sería una pena.
ResponderEliminarPues los políticos no se han enterado de nada y siguen como si nada hubiera pasado.
ResponderEliminarPero lo cierto que el descontento sigue ahí, intacto y de momento sin solución. Por este motivo debemos seguir INDIGNADOS, para ver si se enteran de una vez por todas.
Gente como yo, no tan mayores, con trabajo (no sabemos hasta cuando pero con trabajo) y que hemos ido a las urnas y votado a un partido, seguimos solicitando CAMBIOS en la política YA.